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viernes, 10 de junio de 2011

SESIÓN 4°: NARRACIÓN SOBRE EL GRITO DE INDEPENDENCIA

SESIÓN 4°: NARRACIÓN SOBRE EL GRITO DE INDEPENDENCIA
(11 DE JUNIO)

     Eran las 5 de la mañana del domingo 16 de septiembre de 1810. En este mismo lugar se reunieron los primeros insurgentes que respondieron al llamado de Hidalgo y de la campana.

    El repique de la campana con sus concéntricas voces, magnificadas por el silencio de una noche tranquila como todas las noches de la Vieja Cocomacán, llegó al corazón mismo de los mexicanos que escucharon en sus casas, montes, talleres, viñas, moreras, huertas y sembradíos.

     Todos dejaron casas, trabajos y familias. Llegaron mineros, artesanos, herreros, sembradores, cereros. Dejaron los esposos el amor de sus mujeres y los padres el cariño de sus hijos. Llegaron portando su rústico armamento, recargado de odio y de venganza, contra los conquistadores injustos, crueles desalmados y criminales, que en trescientos años no saciaron sus ilimitadas ambiciones.

     Se reunieron casi seiscientos hombres en torno al noble sacerdote, que bajo el arco acanalado de este pórtico admirable, comenzó a hablarles de justicia y libertad, dos palabras desconocidas en la Patria, desde hacía casi trecientos años.

     Hidalgo, en el pórtico de su Parroquia, dejó atrás su altar y sus vestiduras sacerdotales. Delante tenía la eterna gloria por las acciones, que al precio de su vida, lo convertirían en EL PADRE DE LA PATRIA, título que con estricto apego a la Justicia, le otorgó el Soberano Congreso Mexicano por el Decreto 103 de 19 de julio de 1823, publicado el 21 por el Gobierno Provisional que sucedió al Imperio de Iturbide.

     Hidalgo, sacerdote y hombre de Dios, fue siempre fiel a su fé. Sabía que Dios estaba del lado de los libertadores de los pueblos, sabía que su causa era justa y santa. Fiel a su formación religiosa Hidalgo, en este lugar, teniendo sobre sí el Cristo Crucificado con su afligida Madre: la Virgen de los Dolores, patrona de su causa y patrona de nuestro pueblo, que arriba se ven en el tablero maravilloso de estas canteras labradas, de cara al pueblo y a la Historia, Hidalgo pronunció su primer manifiesto verbal.

     Para dar El Grito de Dolores, Hidalgo pronunció un gran discurso, muy patriótica y muy emotiva, que contiene el código moral y el ideario político e histórico de Hidalgo.

    Miguel Hidalgo con estas palabras, predice el futuro de México y el destino de los mexicanos. Literariamente es una creación hermosa, convincente, motivadora y muy admirable. Retóricamente, es articulada, elocuente y persuasiva. Históricamente, es un documento fiel al pensamiento de Hidalgo y a la verdad de los hechos. Con ella Hidalgo declara la guerra contra España y proclama la Independencia de México llamando a tomar las armas y a morir
por la Patria, si fuere necesario.

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